El equipo de PSI cree en el diálogo público como un instrumento más para entender las demandas emocionales que deben afrontar hoy los niños y adolescentes. Aquí compartimos publicaciones periodísticas que recogen nuestras opiniones.

 

LOS TUYOS, LOS MÍOS, LOS NUESTROS // Mi Hogar, El Comercio, 5 de agosto del 2015

Tener una familia en la que primen el amor y el respeto es el deseo de muchas parejas. También lo es para quienes ponen fin a una relación y desean comenzar de nuevo y formar un nuevo hogar. ¿Pero cómo evitar los conflictos cuando se trata de familias ensambladas? Los especialistas ofrecen aquí algunas propuestas.

Estamos en la época del amor líquido, como lo dijo el sociólogo polaco Zygmunt Bauman; tiempo de fragilidad de los vínculos humanos. Hoy las parejas son más libres o menos tolerantes, según quien lo mire– y la separación es en ocasiones la opción más saludable. ¿Pero qué hay del amor después del amor? El desafío, a partir de ese momento, será lograr una convivencia armónica entre los hijos de uno, del otro y los que podrían venir.

“Es muy positivo para los chicos cuando uno de los padres decide juntarse con otro adulto, ya sea que tenga hijos o no, en una relación en la que hay mucho amor y ganas de hacer las cosas bien”, dice Lucía de Althaus, psicóloga creadora del consultorio de crianza Parentalidad, en Pediatras Asociados. Este nuevo vínculo les enseña que se puede empezar de nuevo y tener una familia a pesar de las dificultades. 

Casi siempre, el ensamble prosperará o no dependiendo de los adultos. “Si bien la separación, y generan conflictos e intrigas, es probable que los niños tengan dificultades en adaptarse”, explica.

POCO A POCO

Para la psicoterapeuta Audrey Fleischman, lo ideal es que los temas complicados sean introducidos paulatinamente. “Hay que compartir con los hijos el hecho de haber conocido a alguien y la medida que se les transmita que es importante para uno, lo será también para ellos”, argumenta. Las posibles reacciones de rabia, pena, desafío, indiferencia –advierte– pueden estar relacionadas con la ruptura de la familia original, la cual siempre deja una herida en los niños. Por eso lo más importante es recordar que para todos es una nueva oportunidad para formar parte de una familia que se ama y funciona.

 

EL ORIGEN DE LAS RABIETAS //Mi Hogar, El Comercio. 24 de octubre del 2010

Hay situaciones que a todo padre le resulta difícil afrontar con paciencia y es cuando los más pequeños de la familia comienzan con berrinches y escándalos. ¿A qué se debe este comportamiento? ¿Cómo manejarlo? ¿Es pasajero o perdurará con lo años? Ante todo hay que mantener la calma. Luego, indagar sobre las razones.

Hay una edad en que los niños comienzan a hacer pataletas y los padres no saben cómo manejarlas. Suele ser a los 2 años, cuando comienzan a probar sus nuevas habilidades y ya no siguen con docilidad las rutinas. Estas conductas, en general, son pasajeras y la clave para sobrellevarlas –según la psicoterapeuta Audrey Fleischman– es comprender el deseo de independencia de los hijos y apoyarlos en el desarrollo de su autocontrol. Permitirles tomar pequeñas decisiones como la fruta que quieren de postre o el libro que desean leer.

¿SERÁ PASAJERO?

Si bien hay necesidad de expresar un conflicto, las rabietas no siempre son indicadores de que algo anda mal. “A veces lo que los padres o el entorno consideran conductas problemáticas son en realidad comportamientos normales. Hay que distinguir si se trata de una conducta pasajera, parte del desarrollo del niño o de un problema psicológico”, explica Fleischman.

Es importante que los padres le enseñen al hijo a manejar su independencia, teniendo bien claro el papel que los límites tienen en ese desafío. “Los límites se ponen con firmeza pero también con amor: los niños aprenden cuando se transmite con claridad la
importancia de que se respete esto o aquello, pero también cuando los padres se muestran dispuestos a negociar para dejarles sentirse en control”, sostiene la psicoterapeuta.

LAS CAUSAS

Los motivos por los que las pataletas pueden surgir son muchos: enfrentamiento a la autoridad, modo de negociación con los compañeros, respuesta a una pérdida afectiva o a una situación familiar complicada, etc. En el último caso, la reacción del niño pone en manifiesto su dificultad para tramitar estas situaciones y los adultos deben entrar en acción para intentar comprender qué hay detrás de esa conducta.

“Muchas veces el niño tranquilo y estudioso, el que nunca trae problemas a casa, es el que puede estar renunciando a sus deseos para adaptarse a las necesidades del entorno. Y eso quizá no sea bueno”, advierte Fleischman. Entonces, la próxima vez que el niño tenga este comportamiento, ¡A prestar atención!

Relaciones 2.0 // Diálogo con Eitan Gomberoff para programa 3G de Plus TV 

 

Felicidad // Diálogo con Eitan Gomberoff para programa 3G de Plus TV.